08 junio 2012

¿Cuál es la relación entre cine y arquitectura?

En una entrada anterior de este blog ya se comentó la interesante iniciativa que un grupo de entusiastas han planteado en Chile, el ARQFILMFEST (AFFS), primer festival de Cine y Arquitectura de un país de lengua española.
Hace unas semanas, estos pioneros me solicitaron un texto sobre las relaciones entre Cine y Arquitectura, un tema amplísimo y difícil de sintetizar con pocas palabras, pero que afronté con interés.
Una vez que se los envié, lo titularon como esta entrada «¿Cuál es la relación entre cine y arquitectura?» y lo han colocado en su página web en un lugar demasiado destacado, al lado de la imagen que les acompaño de Coruscant, dándole más importancia de la que tiene, cuando en realidad es una reflexión que puede y debe ser completada y mejorada.
Este texto es el siguiente:
Cuando se habla de Cine y Arquitectura se suele pensar en los edificios donde se proyectan las películas o en los decorados que aparecen en ellas. Quizás los más cinéfilos recuerden los paisajes vacíos de Antonioni o la imagen de Gary Cooper lanzando soflamas individualistas en un tribunal…
Sin duda, todo ello pertenece a las relaciones entre estas dos disciplinas, pero no son las únicas, porque a la Arquitectura y el Cine les unen -y les separan- muchas y más complejas conexiones, si tenemos en cuenta que la primera consiste en construir un espacio, la segunda, ya desde sus inicios, necesitó dos espacios, uno para poder crearse y otro para ser exhibido. A esto hay que añadir que tanto los documentales, como las ficciones, muestran ambientes reales o creados para la filmación y esos ambientes suelen estar interconectados con la Arquitectura. Se pueden seguir enumerando los numerosos puntos de unión y de fricción entre las dos disciplinas, pero no es este el lugar. Afortunadamente cada vez hay más investigadores que estudian las relaciones entre el Cine y la Arquitectura, descubriendo y analizando nuevos e insospechados aspectos cada vez más apasionantes.
Se suele considerar al Cine como la disciplina o la manifestación artística –lo que es más discutible- en la que se reúnen otras, como la Literatura, la Música, la Fotografía y la Arquitectura, e incluso se ha llegado a escribir que reúne a “todas” las demás. El peligro que surge al ligar dos de ellas es que el peso recaiga exclusivamente en una, olvidando a la otra, y también que la importancia de una anule a la otra, por ello, el reto consiste en lograr el difícil equilibrio entre ambas. Lo ideal es que una buena película muestre una buena arquitectura, con todas las dudas que puedan establecerse sobre la “bondad” de cada una de ellas, teniendo en cuenta que quien ha de ponderarlas no podrá evitar hacerlo desde una de las dos disciplinas, y este es sólo uno de los muchos y apasionantes desafíos que tiene por delante un Festival de Cine y Arquitectura como el ARQFILMFEST.
Un certamen que servirá para abrir fértiles caminos que transitarán unidos los arquitectos, los cineastas y, lo que es más importante, todos aquellos que, sin pertenecer a esas profesiones, están interesados en estudiar, modificar y mejorar el entorno construido.

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